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La Cuerda que rodea la Logia

 


La Cuerda que rodea la Logia
Escrito por Mario Luis D'Elía
Buenos días mis HHnos.’. Y HHnas.’., hoy me acorde de este tema Masónico muy poco tratado, y como estoy algo cansado va a ser muy escueto, pero eso sí interesante, por lo menos así lo creo..pero veamos son uds los que tienen la palabra.
Si partimos de la base de a un Masón que ha estudiado permanentemente , debe haber notado que muchas de nuestras tradiciones tendrían sus raíces en un pasado muy antiguo.
Así, la Cuerda que rodea la Logia, partiendo de una de las columnas de la entrada para terminar en la otra, correspondería exactamente al cordón que circunscribía el recinto reservado a las Asambleas, a la vez políticas y judiciales de los Germanos.
Estas asambleas se celebraban al aire libre, en un lugar consagrado, muy a menudo en una eminencia natural o artificial.
El lugar escogido estaba circunscrito por lanzas o estacas enterradas en la tierra y amarradas por una cuerda sólidamente anudada a estos soportes. El recinto así constituido, se consideraba sagrado. Aquel que hubiere querido pasar bajo la cuerda para entrar o salir se habría hecho culpable de un sacrilegio y habría sido, seguramente, sacrificado a las divinidades de la horda o del clan. Para participar en la asamblea, era necesario pasar por entre las dos estacas donde estaban atadas las extremidades de la cuerda. Aquí se colocaba un heraldo, que tenía por misión oponerse a la entrada de
las personas no calificadas.
Sólo los hombres nacidos libres eran admitidos. Debían obligatoriamente estar revestidos de sus armas, colgadas en la cintura, en forma de delantal, pues, entre los pueblos aficionados a combatir desnudos, el equipo de guerra podía, en rigor, servir de vestimenta.
La Asamblea se abría a continuación de un cambio de preguntas y respuestas acerca de la hora, pues, debía comprobarse que el sol había llegado al meridiano, que era, pues, medio día, antes que el jefe, espada en mano, invitara a los asistentes a colocarse en orden o ponerse al orden.
Es posible que ello se entendiera tomar una actitud convenida, alineándose todos regularmente. En el curso de los debates, la asamblea se pronunciaba sobre todos los asuntos de interés general o de derecho particular que hubieran surgido; ella decidía de la paz y particularmente de la guerra, ratificaba los tratados
convenidos con los pueblos vecinos, etc.
Procedían también a la admisión en su seno de jóvenes llegados a la mayor edad y reconocidamente dignos de gozar de los derechos y prerrogativas de los hombres libres. Estos recipiendarios eran ante todo despojados de sus armas, de todos los metales, de sus adornos, de sus guantes, para ser en seguida, solemnemente armados y completamente equipados.
Como la escritura era entonces desconocida, la memoria debía detener todas las decisiones que tenían fuerza de ley. Una instrucción jurídica por preguntas y respuestas terminaba, en consecuencia, los debates de cada asamblea.
No se separaban sino a media noche, después de una comida, en que la carne de las víctimas sacrificadas era la que hacía el gasto. Un ceremonial reglamentaba estos ágapes sagrados, que se mezclaban con libaciones, la última en favor de los Compañeros desgraciados caídos en poder del enemigo. Este paralelismo con la Masonería, hace suponer que las confraternidades constructoras de la Edad Media, perpetuaban inconscientemente, costumbres paganas muy antiguas.
La importancia que damos al Mallete, podría, en efecto, relacionarse con dios Donar, especie de Júpiter tonante, en que todo jefe de familia se transformaba en sacerdote en el interior de la casa, donde los ritos familiares se cumplían con la ayuda del Mallete.
POR EL TRIUNFO DE LA LUZ SOBRE LAS TINIEBLAS
Y EL DOMINIO DE MIS PASIONES QUE ASÍ SEA.

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