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La Logia de San Juan y su Significado


En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

El era en el principio con Dios.

Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Evangelio según San Juan, Santa Biblia).


En La Masonería San Juan es considerado como su Patrón, esto es debido a que los antiguos Masones eran Gnósticos y San Juan fue la Figura principal de estos y luego Patrono de los Constructores y se celebra, como una de las dos Grandes Fiestas de obligación en la Orden, los solsticios, el de verano el 24 de Junio e invierno el 27 de Diciembre, aunque los solsticios astronómicamente son el 21 de junio y el el 21 de diciembre, sin embargo, se realizan las festividades en fechas diferentes ya que occidente se festeja a San Juan Bautista el 24 de Junio y a San Juan Evangelista el 27 de diciembre.


Por este motivo se le llama a la Orden Masónica “La Logia de San Juan”. El nombre Juan, proviene de Jano, el Dios de las 2 caras que rige los Solsticios de verano e invierno, y que posteriormente la Iglesia cambiara a Juan, cuyo significado es “fiel a Dios”. En la etimología hebrea el nombre Juan o (Yahanán) puede significar misericordia de Dios (descendente) y alabanza a Dios (ascendente).


En la Biblia se mencionan varios Juanes, los cuales han sido dignos de investigación, pero hay 2 que merecen la especial atención, como son: Juan el Bautista y Juan el Evangelista, y se cree que este último es también Juan de Patmos (patmos es el nombre de la isla en donde estaba desterrado), quien escribió sus visiones de lo que sería el apocalipsis en el Libro Bíblico del mismo nombre.

Ahora bien, Juan el Bautista fue el hijo anunciado por el Ángel Gabriel, de Elizabeth y Zacarias, que era Sacerdote. Ambos creyentes devotos de Dios y de avanzada edad, los cuales no tenían hijos, ni esperanza de tenerlos; este último al dudar de lo que le decía el Angel, fue castigado con la perdida de la voz, la cual recuperó cuando al nacer su hijo, reconoció como “Juan” su nombre, en contra de las costumbres de la época. Esto claramente simboliza lo que Juan el Evangelista dice al inicio de su Evangelio, de que Juan era el Verbo, y esta directamente relacionado con la búsqueda de la palabra perdida, y que anuncia la llegada de quien después traerá la Luz a las tinieblas, que sería Jesús. Pero también el mismo Juan el Evangelista con la exhortación constante, en sus epístolas, relativas a la Fraternidad, y la naturaleza mística de sus visiones apocalípticas, han sido quizás, las causas principales para la veneración que le otorga la Masoneria.


Ahora, si consideramos que Juan es la Palabra creadora, que abre la brecha para que pase la Luz, y que la vida de este fue consagrada al aprendizaje y a la entrega de la enseñanza, actividad que realizo con tesón y sacrificio, siendo asesinado por su Fe y luego cortada su cabeza, acto que representa la eliminación absoluta de sus egos, y por su parte, que San Juan Evangelista siempre se caracterizo por su comprensión de la importancia de la Hermandad en las comunidades dedicadas al estudio Esotérico, entonces podemos decir que La Logia de San Juan es donde se congregan los adeptos, unidos en Fraternidad, para construir Templos a las Virtudes y cavar calabozos a los vicios, queriendo destacar la importancia del buen uso del verbo, evitando las mentiras, las palabras escatológicas, las habladurías, chismes, etc, y dando buen uso de ese don sagrado que se nos ha dado, trabajando con esfuerzo y sacrificio en la eliminación de esos defectos y agregados psicológicos que nos afean, contando en todo momento con la ayuda incondicional de los Hermanos de la Senda, quienes con ese Amor Fraternal que solo se entrega de forma consciente, nos dan la fuerza necesaria para cortar la cabeza de esa legión, y posteriormente ser capaces de encontrar la palabra perdida y así visualizar y anunciar la llegada de la Luz que alejara las tinieblas, en donde esos 2 Juanes, o columnas del Templo, se manifiestan como Uno, siendo el primero avatar o iniciador de una Era y el segundo anunciador del fin de otra, para convertirnos en el hijo amado del Cristo Redentor, que viene a representar el Vacio iluminador del que hablan los Budistas, o despertar de la Conciencia de la que hablan los Gnósticos, y que no es más que ese punto matemático de Pitágoras al que se llega cuando se blanquea el latón y lo transmutamos en el Oro filosófico de los antiguos Alquimistas, o cuando se talla la Piedra bruta.

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