La
“Realización Espiritual”, es el producto de la práctica efectiva del método
operativo, y se podría considerar parcial en la medida en que tal realización
se refiera a grados intermediarios o preparatorios respecto del fin último al
que se considera como la “Realización Final” o “Identidad Suprema”[1];
en este sentido, se podría establecer una distinción entre la “realización
horizontal” referida a los Misterios Menores[2]
y la “realización vertical” referida a los Misterios Mayores[3].
En el campo de los Misterios Menores, la “Realización” debe conducir finalmente
a la “coronación del Rey” (Arte Real) es decir a la restauración del Estado
Primordial en la cúspide de la individualidad, quedando lo supraindividual en
el campo de los Misterios Mayores. Todo esto significa que la “Iniciación” debe
conducir a un cambio al interior del dominio de la “forma” (Transmutación); es
decir, un cambio que se verifica en el campo de la individualidad también
referido como una “Regeneración Psíquica” producto de la “Muerte Iniciática” y
consecuente con el “Segundo Nacimiento” que lleva como propósito preparar al
iniciado ante un contacto con el mundo Arquetípico o Estados Superiores a fin
de restablecer su Personalidad[4],
lo cual le servirá de soporte para la Realización Metafísica y el
correspondiente paso al mundo “ultraforme” (Transformación).
Entre las etapas de
“realización horizontal” (Misterios Menores) y la de “realización vertical”
(Misterios Mayores), se debe producir un proceso que se denomina “EXALTACIÓN”,
que consiste en una acción llevada a cabo en sentido vertical y ascendente en
comunión perfecta con las diversas modalidades superiores del “ser” debidamente
jerarquizadas, mediante la aplicación de una técnica iniciática precisa (Método
Operativo) sin el cual, el iniciado esta sentenciado a mantenerse en una
“iniciación virtual”. El proceso de Exaltación es conocido también en
Masonería, como el paso del “Nivel” a la “Plomada”[5].
La Exaltación, en su sentido “real” (no virtual) implica superar las ataduras
del “No-Yo” o Individualidad[6].
Es precisamente esta “Individualidad” y más propiamente el “cuerpo físico”, el
que debe ser tomado como punto de partida para toda “realización”, por ser este
(el cuerpo) la modalidad más “sólida”, “grosera” o más baja en el orden de
producción de la manifestación. En este sentido, el “individuo”, debe pasar por
las tres etapas de la “Vía de la Realización”: Potencialidad, Virtualidad y
Actualidad. La “Potencialidad” se corresponde con el estado Profano o de Caos;
la “Virtualidad” con la Iniciación “simple” y la “Actualidad” con la Iniciación
Efectiva o “Realización” producto de la aplicación del método operativo.
Todo esto descrito hasta ahora,
nos lleva a referirnos al termino de “CONVERSION”, que en su sentido Tradicional
y Superior, significa “transformación interior”, o proceso por medio del cual
el ser pasa “del pensamiento humano a la comprensión divina”; fase necesaria en
todo proceso de desarrollo espiritual, que no es más que un hecho de orden
puramente interior y que no tiene absolutamente nada en común con un cambio
exterior y contingente cualquiera ni mucho menos con un simple dominio “moral”,
como es la frecuentemente tendencia a creerlo hoy día. La “Conversión” lleva a
la acción o servicio activo (propio de todo método iniciático) con miras y
objetivos superiores que no pueden ser otros que los del conocimiento,
traducido -al mismo tiempo- como “participación” que refiere a una colaboración
consciente y voluntaria en el “plan universal” llevada a cabo por aquel que ha
alcanzado la realización final.
En un sentido inferior o
vulgar, la palabra “conversión”, es usada para designar el paso “exterior” de
una forma tradicional a otra por razones normalmente circunstanciales, muchas
veces por intereses materiales o sentimentales, lo que testimonia una
inestabilidad mental propia de esta época oscura. Al final, muy pocos logran
comprender así sus tradiciones de origen, ni mucho menos la que adoptan. Al
hablar de un paso exterior, nos referimos más particularmente al dominio
religioso y más generalmente exotérico.
Muchos tratan de explorar otras
tradiciones, otros horizontes -en especial en su aspecto religioso, aunque
algunos también lo hacen en su aspecto iniciático- por curiosidad o por moda,
como marioneta manejados por los “hilos” del ambiente, los hábitos, las
costumbres adquiridas, los intereses materiales y las circunstancias externas;
así vemos que como resultado de los esfuerzos de la “vulgarización”
antitradicional y contra-iniciática, se ha producido en occidente la “moda” de
una especie de mezcla de tradiciones orientales para “tutti-quanti”, que bajo
el título de “nueva era” pretenden moverse con igual desenfado cierto tipo de
“intelectuales”, hippies, esnobistas, ocultistas y curiosos de todo tipo; en
fin, toda una “bandada” donde abundan, desde los más ingenios y despistados
ilusos, hasta los más entusiastas admiradores de una especie de “religión o
misticismo sin esfuerzo” especulativo y exótico que se obtienen en “talleres” y
“cursos” para satisfacer la vana curiosidad de algunos ilusos y la inocente
puerilidad de muchos incautos, “presas” de todos aquellos (maestros de
“libros”) que “pescan en rio revuelto” dentro de una colectividad cada vez más
confundida y que cae dentro de las garras de todo aquel que quiere ver de la “espiritualidad”
un negocio. La realidad muestra que seguir cualquier disciplina tradicional
verdadera -aun en el campo religiosos- requiere de una disciplina ardua,
laboriosa y exigente; con más razón, es mucho mayor las exigencias en el campo
iniciático.
En todo este “desorden” entran
en juego, la multiplicidad de “sectas” nacidas de la “reforma” iniciada en
Alemania en el siglo XVI por Martín Lutero, que llevó a un cisma de la Iglesia
católica para dar origen a numerosas organizaciones pseudorreligiosas agrupadas
bajo la denominación de protestantismo; donde muchas de ellas interrumpieron la
“sucesión apostólica”, no admiten las funciones sacerdotales y han suprimido
casi todos los ritos, o los han conservado más que como simples simulacros
“conmemorativos”; así que, -por consecuencia- la mayor parte de las ceremonias
que efectúan, sólo son vanas formalidades sin alcance efectivo desde el punto
de vista tradicional. En este sentido, es necesario aclarar que las sectas -en
el sentido de separación y escisión- sufren una pérdida cualitativa respecto
del tronco del cual provienen.
Toda esta “polinización” y
sincretismo[7], hace
necesario reponer muchas cosas -que se han disgregado en occidente- a partir de
elementos Tradicionales, aunque aún vivos, “escondidos” dentro de la religión
católica apostólica romana y el catolicismo ortodoxo (en sus diferentes
vertientes) que son organizaciones de “occidente” y verdaderamente
tradicionales, aunque hoy degeneradas. Lo mismo se puede decir de la Masonería
como organización iniciática por excelencia de occidente.
La Masonería representa el
“Espíritu de la Construcción Universal” y la forma tradicional “viva” más
antigua de occidente, por lo que le tocara el rol de preparar la nueva Edad de
Oro del próximo Manvántara o ciclo cósmico mayor de la próxima humanidad
terrestre, junto con otras tradiciones de oriente. Pero para nosotros como
occidentales, esto debe quedar muy claro, muy especialmente en la mente de
aquéllos que se pudieran sentir tentados con las mejores intenciones a explorar
otras fuentes tradicionales no adaptada al hombre occidental. Es en este último
sentido, que debemos detenernos a realizar un análisis crítico para dejar las
cosas un poco más claras con relación a las doctrinas orientales, debido a la
incomprensión de ciertas verdades:
✓ No se puede ser hindú, pues es imposible
desde el punto de vista de la constitución misma de dicha tradición y su
sistema de castas[8], es casi
una cuestión de “raza”.
✓ No se puede ser totalmente “taoísta”
siendo completamente ajeno al exoterismo correspondiente, constituido en su
mayoría por Leyendas Chinas que deberíamos conocer desde niños -tal cual como
sabemos las de occidente-; pues, son la sustancia de los mitos y ritos de la
doctrina tradicional china, sin las cuales, la transmisión de los misterios
podría estar incompleta desde el punto de vista esotérico.
✓ El budismo (tibetano o no) tampoco parece
ser una opción viable, considerando de que se requiere un profundo conocimiento
de los “Sutras” y de las lenguas en la que están escritos originalmente. Pues,
esto no trata de simples y vagas aspiraciones “sentimentales” de “amor y paz”
muy propio de los esnobistas de las múltiples organizaciones
pseudo-tradicionales que se encuadran en lo que ellos mismo llaman “la nueva era”.
✓ Con respecto a la Cábala, pasa lo mismo
que con el hinduismo, pero de una manera algo atenuada, puede existir la “conversión”
pero siempre incompleta, dado que al no intervenir la “sangre”, esta será
siempre imperfecta y exterior; si bien esta conversión puede bastar para los
aspectos exotéricos del judaísmo, definitivamente no es suficiente en el
terreno del esoterismo y la iniciación. Aquí entra en juego una especie de “Ius
sanguini”, principio inherente a dicha forma tradicional, donde la “sangre” juega
un papel preponderante. Ello no quiere decir, claro está, que alguien “por
excepción” y extremadamente cualificado, no pueda obtener un beneficio real,
pero tal caso aislado no puede ni remotamente esgrimirse contra un principio
general. Por otra parte, tampoco es una imposibilidad que, gracias a las
estrechas relaciones existentes entre Judaísmo, Islamismo y Cristianismo,
además de que provienen de un mismo tronco “Abrahámico”, que se puedan emplear
“recursos” de una tradición distinta a la propia, que estén directa-mente
vinculado a dicha tradición, más no lo son de una manera exclusiva; es más,
esto es algo que “se ha venido haciendo” comúnmente desde la Edad Media, es
decir, desde una época en que aquello de lo que hablamos era conocido y de una
manera mucho más que “teórica”, incluso con adaptaciones que hacen a algunos de
dichos elementos estar más próximos al “Hermetismo Cristiano” que al Judaísmo o
la Cabalá literalmente; aquí podemos hablar como por ejemplo, de la Cabalá
Cristiana.
✓ Con el “Taçawwuf” o esoterismo islámico
(sufismo[9])
podría ser una opción viable, pero al mismo tiempo peligrosa, debido a que en
el sentido estricto, demanda un conocimiento bastante más que “elemental” o
“rudimentario” del árabe como lengua sagrada y del Islam como tradición, es
decir, es una forma “diseñada” para compatibilizar con la “mentalidad” o
“estructura psíquica” de los Árabes, los Persas y las familias étnicas a las
que el Islam ha englobado. Definitivamente no es algo que esté al alcance de
cualquier cristiano, vale decir, quienes “sueñen” con esta opción, deberían
autoanalizarse para dar responsablemente con la respuesta a la siguiente
pregunta: si no cumplo con las prescripciones de una tradición “diseñada” para
mí, como el Cristianismo, ¿iré a cumplir otras mucho más exigentes que no me corresponden?
o, dicho de otra forma: si no se es fiel a la propia forma tradicional, ¿quién
garantiza que se lo será a una que nos es ajena?. Por otra parte, hay que tener
presente siempre que mientras la nueva forma tradicional “adoptada”, presenta
para quien la adopta un “exotismo” novedoso, no le resultará de ninguna
utilidad, mientras la mente siga pensando en términos “cristianos” en la
interpretación la doctrina islámica. Es necesario tener claro de que los
occidentales somos “cristianos” antes que cualquier otra cosa, por lo cual, lo
mejor es serlo “de manera completa y sincera” y no andar buscando en casa de
los demás lo que de todas maneras existe en la nuestra y a lo cual le estemos
dando la espalda.
✓ Con respecto a la Tradición Hermética,
punto de contacto entre la antigua tradición egipcia, de origen Atlante; es un
cuerpo de Doctrina de orden cosmológico[10]
producto de la síntesis del conocimiento transmitido por “Hermes”, llamado
“Thoth” por los egipcios (Casta Sacerdotal); pasó a los griegos y de éstos a
los Latinos; adicionalmente se incorporó al cuerpo de la Doctrina Cristiana e
Islámica (y al primero en gran parte mediante el segundo). Así, se podría
decir, que no existiría “Tradición” en occidente sin el “Hermetismo”, y esto,
por cierto, incluye a los Sufíes, tanto como a los Cabalistas, pero, muy
especial-mente, a los “cristianos”, que antes de buscar en otra parte lo que
“no se les ha perdido”, deberían comenzar por respetar, estudiar y cultivar lo
que les es propio por derecho. En efecto, a sabiendas de que finalmente
cualquier rama tradicional autentica, se remonta en última instancia a la Gran
Tradición Primordial (Protoparadosis), y sin menoscabo de las formas que
reconocemos como perfectamente ortodoxas y dignas de nuestro mayor respeto y
admiración, “El Cristianismo” es una síntesis “Muy Superior” a todas las otras
formas que se puedan encontrar en occidente, simplemente porque su estructura
debe permitirle permear con el Judaísmo y el Islam de común tronco “abrahámico”
(como ya se expresó arriba), pero al mismo tiempo recoger elementos: mazdeos,
helénicos, egipcios, escitas, celtas, hiperbóreos, entre otros. Así de completo
y universal (verdadero significado de la palabra “católico”) es el cristianismo.
Por lo anterior, es por ello
que la MASONERÍA, forma iniciática específicamente OCCIDENTAL, al menos en su
forma actual, no puede ser sino CRISTIANA o, mejor aún, HERMÉTICA, y es ese
fondo común (hermetismo) lo que le permite ser punto de contacto con “todo lo
demás” desde el punto de vista tradicional, cosa -que por cierto- no lo puede
hacer ni la tradición hebrea ni la islámica sin sacrificar su “pureza” y bajo
riesgo de “grave deformación”. La Masonería es una forma Tradicional que
contempla los aspectos esotéricos (Hermetismo Cristiano), con adaptaciones del
panteón egipcio y síntesis de las Doctrinas Hebrea y Celta (sin exclusión de
otras) y elaborada en función de una adaptación de la Doctrina a elementos de
tiempo y espacio, propia del hombre occidental.
Así, que en resumen y con base
a nuestro pensamiento occidental -y a pesar de todo- si un occidental, desea
seguir una “Vía Espiritual” que le conduzca a la “LIBERACIÓN”, existe una sola
recomendación posible, se debe hacer Mason. La Masonería, es la forma
tradicional que nos corresponde por nacimiento, por nuestra condición, por
nuestra estirpe y por nuestra herencia ancestral.
En efecto, tratándose de una
Organización Iniciática Tradicional Regular, la Masonería debe ser una
auténtica “Escuela Espiritual”, destinada a una verdadera “Élite”, no en el
sentido profano en que se entiende esta palabra hoy en día, sino en su sentido
original, es decir, hablamos de la única élite posible, que no puede ser otra
que la “Intelectual”, o lo que es lo mismo, la “Espiritual”, pues dichas
palabras son sinónimos, y no tienen absolutamente nada que ver ni con
“erudición”, ni con asuntos “sociales”, “económicos” o mucho menos “políticos”,
todos los cuales no pertenecen más que al mundo profano. Por otra parte, hace
falta toda la ignorancia moderna y profana para creer que el campo de la
“Espiritualidad” es terreno exclusivo de la religión, quienes así piensan,
demuestran con ello un gran analfabetismo tradicional.
A manera de cierre, es
conveniente reiterar que a veces se habla de “conversiones”, ciertamente muy
mal. Aquellos que, por razones de orden iniciático o esotérico, son llevados a
adoptar una forma tradicional diferente que aquella a la cual podían estar
vinculados por su origen, ya sea porque ésta no les daba ninguna posibilidad de
este orden, ya sea solo porque la otra les proporciona, incluso en su
exoterismo, una base más apropiada a su naturaleza, y por consiguiente más
favorable para su trabajo espiritual, siempre es algo que puede ser tomado en
cuenta con las consideraciones antes expuestas. El catolicismo, por ejemplo,
dadas las condiciones de la época actual, han devenido incompleta “por arriba”,
es decir, en cuanto a su lado esotérico, inconvenientes inevitables en la
presente fase del Kali-Yuga; y por otro lado, es un derecho absoluto buscar el
prolongamiento del camino espiritual más allá de lo religioso; en este sentido,
una razón de conveniencia espiritual está dada en la Masonería, ella es la que
pone a disposición del hombre occidental, todos los medios adecuados para el
trabajo interior, aun con lo degenerado que pudiese estar en este momento por
la falta del método operativo de realización; así y de esta manera, en
nuestros días, cuando todo va al revés, muchos se contentan
con asimilar una teoría para no
ir hacia su realización, salvo algunos casos excepcionales que aparecen del
todo anormales.
Todo lo contrario, sucedía en
épocas pasadas; así, lo normal era practicar primero y especular después. Es en
este sentido que la Tradición se ha mantenido y se debe mantener, segura de lo
vivido, vehiculando primero las enseñanzas por intermedio del lenguaje de los
mitos, seguido de las imágenes y los símbolos y, mucho más tarde por las ideas.
Aunque el panorama no parece
tan alentador en esta era de oscuridad más profunda de la edad de Hierro (Kali-Yuga
del Kali-Yuga), siempre la “Vía” estará abierta para aquellos que buscan con
disciplina, devoción y abnegación, una posibilidad de Realización en este
nuestro occidente posmoderno.
“Pedid y se os dará; buscad y
hallaréis; llamad y se os Abrirá”. Lucas 11,9 y Mateo 7,7
El autor
Melki-Tsedek
Bajo el Cenit de
Manoah, en el Valle de San Cristóbal, estado Tachira,
al Or⸫ de
Venezuela, Tierra de Gracias
A los diez (10)
días del mes de septiembre del año del Señor 2020.
@ernestormm
“In omnia amoris et serve”
“Opus Novum Caelum Et Nova Terra Sumus”
HRDM+KLWNNNG
[1]
Identidad Suprema refiere a aquel que ha
culminado la Vía que conduce a la Liberación no–condicionada y se ha realizado
como Hombre Universal, Maestro de Sabiduría, “Hombre Trascendente” del taoísmo
(Cheun – Jen), Insaniel
Kamil
(el verdadero Sufí) o Gran Adepto. El que logra la Identidad Suprema, ha
culminado los Misterios Mayores. Es el más alto grado de Realización
Espiritual, es el conocimiento llevado a su máximo extremo en el cual se ha
completado el proceso de unión indisoluble con el Principio Supremo.
[2] Los Misterios Menores están
referidos al campo de la individualidad y supone haber alcanzado el “Estado
Primordial”, el cual no es más que el Estado del Hombre “no-caído” que conserva
las prerrogativas de mediador entre el Cielo y la Tierra, es decir entre el
mundo Espiritual y el Mundo Material. El Estado Primordial está asociado al
Paraíso Terrenal recibe también el nombre de Estado Adámico. Culminar los
Misterios Menores, significa haber hallado el punto central de la
Individualidad.
[3] Los Misterios Mayores están
referidos al estudio de los estados supraindividuales y final conocimiento
Metafísico; implica la Realización de los Estados Superiores del Ser que debe
culminar finalmente en la “Identidad Suprema”. Se encuentran más allá del Campo
de la forma (son por tanto informales o más propiamente “ultraformes”) aunque
condicionados.
[4] El término “Personalidad” proviene
del griego “persona” con el cual se designaba a la máscara del teatro
tradicional, por lo tanto “Personalidad” es literalmente: “lo que se esconde
bajo la máscara” de la individualidad. El término hace referencia al espíritu
(el pneuma griego) o aspecto trascendente del Ser, si bien considerando sólo
los estados supraindividuales, informales pero condicionados aún. La
Personalidad es un as-pecto del Sí-Mismo (Absoluto e incondicionado, sinónimo
del Principio Supremo), podríamos decir, su aspecto Ontológico.
[5] En la masonería especulativa
moderna, por esta y por otras razones, las joyas de los vigilantes están
invertidas: el primer vigilante, superior en jerarquía que el segundo, lleva
como símbolo el nivel (símbolo inferior a la plomada), mientras que este último
lleva la plomada, haciendo esto simbólicamente al segundo vigilante superior
que el primero. Todo esto parte del nacimiento “espejo” invertido de la masonería
moderna especulativa, con respecto a la antigua Operativa.
[6] La “Individualidad” en los
distintos estados del Ser, el conjunto formado por Soma y Psique (Cuerpo y Alma
o modalidades grosera y sutil). Limitado y caracterizado principalmente por la
“forma”.
[7] El Sincretismo es una indeseable
mezcla de elementos provenientes de formas Tradicionales diferentes.
Procedimiento de carácter esencialmente analítico. Yuxtaposición (realizada
“desde el exterior”) de Símbolos, Ritos y/o Doctrina a los que nada unifica
entre sí. Procedimiento común de las escuelas ocultistas y pseudo-iniciáticas
de occidente, contrario a la verdadera síntesis Tradicional.
[8]
Las Castas son divisiones jerárquicas que en una
sociedad Tradicional se establecen con el fin de asignar funciones acordes con
las naturalezas particulares de los individuos de los que ésta se compone
[9] Sufismo es un término que
correctamente empleado debe reservarse para designar únicamente a aquél que ha
alcanzado el más alto grado de realización en la Vía del Esoterismo Islámico
(Taçawwuf), de la misma forma que sólo debe ser designado como “Yogî” aquel que
en la Tradición Hindú ha logrado la máxima realización. El término (sufismo) ha
sido empleado abusivamente para designar a todos aquellos practicantes de esa
vía y a los cuales debería designarse más propiamente como “Mutaçawwufin” (“los
que están en la Vía”). Los Sufíes constituyen la élite espiritual de la
Tradición Islámica, Centro Secundario y fuente de la Ortodoxia que ha actuado
muchas veces como restauradora de la Tradición Occidental. El término parece
provenir de la palabra árabe “Suf” que significa “lana” por lo cual
simbólicamente el Sufí es quien “viste de lana” lo cual es susceptible de
múltiples sentidos provenientes de las diversas interpretaciones a las que está
sometida la raíz de esta palabra desde el punto de vista de la “Ciencia de las
Letras”. Algunos relacionan el termino con Sophia (Sabiduría), otros con el
“sonido” producido por la práctica del “Dhikr” (o técnica Iniciática basada en
la repetición de frases o palabras rituales que tiene su equivalente en el
Mantra Hindú y ambas son una aplicación de la “Ciencia del Ritmo”).
[10] Lo Cosmológico refiere a un
conocimiento relativo al mundo físico en su totalidad, implica una repetición
en el Individuo del proceso de la Manifestación Universal. Supone el
conocimiento completo de la Naturaleza en sus dos aspectos: Natura Naturada
(mundo corporal o modalidad “grosera”) y Natura Naturante (o realidades
indefinidas del Mundo Sutil o Mundo energético).
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