(4) “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres. (5) La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron
contra ella. (6) Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. (7) Este vino por testimonio, para que diese testimonio de
la luz, a fin de que todos creyesen por él. (8) No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. (9) Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
“En
él estaba la vida (zoe, vida espiritual), y la
vida era la luz (fuego, resplandor) de los
hombres.”
Cristo es quien permite al
creyente conocer la vida espiritual que Dios ha dispuesto a través de la
redención del hombre, y nos permite entender que la vida espiritual es luz, luz
divina que alumbra a los hombres para volver a Dios.
Ahora, esto no significa
simplemente que Él estaba vivo, aunque claro es que eso es verdad. ¡Había vida
en Él! Pero, el hecho es que los hombres necesitan de vida. Vivimos en un
universo en el que prevalece la oscuridad espiritual. Los seres humanos se
encuentran en rebelión contra Dios, y el pecado les enceguece con respecto a
Dios; están muertos en delitos y pecados, según lo que dice la Biblia en
Efesios 2:1. Y permítanos citar ese pasaje. Dice allí el apóstol Pablo: "Y
él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados." Lo que los hombres necesitan aun hoy en día,
amigo oyente, es la vida. "En él pues, estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres." Y la vida que Él da es lo único que puede
encender la luz en el corazón del individuo.
Juan 1:4-5 “En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.” (5) “La luz en las tinieblas resplandece,
y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Juan quiere dejar todo
argumento en contra de la divinidad de Cristo, sin base, por eso apela a las
escrituras, al antiguo testamento para dar a conocer a los creyentes que
recibirían este evangelio, la verdad sobre Cristo, sin tapujos, ni mentiras.
Una revelación completa de su Señor a quien sirve y a quien por revelación
divina defiende con los argumentos de la escritura y la revelación divina de
esta.
Jesús es la luz. ".
. . y la vida era la luz de los hombres." Ahora,
Jesús es contrastado con Juan el Bautista. Leamos los versículos 6 y 7:
Juan 1:6-7 "Hubo un hombre enviado por Dios, el cual se
llamaba Juan. Éste vino como testigo, para que diese testimonio de la luz, a
fin de que todos creyesen por él.“
Juan el Bautista dio
testimonio de la luz. Él no era la luz, simplemente dio testimonio de ella. Juan
quiere dejar claro que todo tiene un propósito dentro de la creación, y Juan
bautista no sería la excepción. Juan vino para dar testimonio de la luz, a fin
de que su testimonio de cambio por la predicación del arrepentimiento surtiera
el efecto necesario y preparara el camino para la llegada del mesías a su
pueblo. Muchos, sino todos habían escuchado de Juan, un hombre que vivía en el
desierto y se alimentaba con lo que la naturaleza le proveía, vino como
testimonio de la verdad para llamar a pecadores al arrepentimiento y para
preparar a algunos de sus discípulos para que continuaran su camino con el
Maestro.
Continuemos con los
versículos 8 y 9:
Juan 1:8-9 "No era él la luz, sino para que diese
testimonio de la luz.” (9) “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre,
venía a este mundo."
Juan sigue el énfasis claro
sobre la luz (que es Cristo), pero nos permite entender que quienes sirven al
propósito divino se convierten en espejos que reflejan la luz divina a la
creación. Somos testigos de la luz de Dios para la humanidad que adolece de
ella. Todo aquel que se ilumina, lo hace a través de la luz divina, esa que
vino a este mundo y nos dio a conocer el camino de salvación.
Aquí tendremos que aclarar que el mundo (kosmos), en este Evangelio, es un mundo en rebelión contra Dios – un mundo oscuro. El hecho de que la luz entra en el kosmos o que Dios ama al kosmos (3:16) no es un patrocinio del kosmos, sino que rinde testimonio a la capacidad de Dios para amar.
Aquí tendremos que aclarar que el mundo (kosmos), en este Evangelio, es un mundo en rebelión contra Dios – un mundo oscuro. El hecho de que la luz entra en el kosmos o que Dios ama al kosmos (3:16) no es un patrocinio del kosmos, sino que rinde testimonio a la capacidad de Dios para amar.
Tenemos aquí una
declaración sobre la luz y la palabra. Porque la luz viene de la Palabra de
Dios. Sin la Palabra de Dios, no hay luz. Cuando los hombres vienen a la
Palabra de Dios, entonces, están expuestos a la luz. El apóstol Juan, en su
primera carta, capítulo 1, versículo 7, dice: "Pero si
andamos en luz, como él está en luz". Ahora, ¿Cuál luz? La
luz de la Palabra de Dios. Ésta luz "alumbra a todo hombre que viene a este
mundo". Eso es, alumbra a cualquier hombre que venga a la
luz. Es simplemente como el sol que brilla sobre cada hombre que sale a recibir
la luz del sol. Pero, hay quienes, figurativamente hablando, están por allí abajo
en sus cuevas, a los cuales la luz del sol no llega. Es necesario venir a la
luz.
0 Comentarios
Dejar tus comentarios aqui: