La tradición hindú es omnipresente en la obra de René Guénon, que la
consideraba como "la herencia más directa de la Tradición
primordial". Si sólo dedicó dos obras al hinduismo propiamente dicho (más
una recopilación póstuma de estudios y actas), no hay ninguno de sus otros
libros donde la India - su metafísica, su cosmología, sus ciencias
tradicionales, su organización social - no aparezca como una referencia
principal, casi absoluta, tanto que algunos pudieron preguntarse, en su vía
personal, no abrazó el hinduismo más bien que el islamismo.
Paul Chacornac, su primer biógrafo, nos proporciona una respuesta que
satisfizo a muchos: "Las modalidades de iniciación hindú vinculadas a la
institución de las castas, no se puede imaginar a un Occidental, por definición
sin casta, acceder en ello. Por otra parte, el ritual hindú no se presta, de
ninguna manera, a la vida occidental, mientras que el ritual islámico,
cualesquiera que sean las dificultades prácticas que presenta, no es a pesar de
todo incompatible con la vida del Occidental el moderno. " A que se puede
oponer que hay a pesar de todo ejemplos, raros pero no dudosos, de Occidentales
que se integraron en el hinduismo ; si Guénon hubiera decidido vivir en India,
habría llevado ciertamente la vida ritual de un hindú, al igual que,
establecido en Egipto, él llevó la vida ritual de un musulmán. No se ve pues,
en su caso tan excepcional, imposibilidad radical "que se ha convertido en
hindú", el concepto de "casta" borrándose en algunos tipos de
iniciación y que no tienen ya el menor sentido en el caso del samnyâsin. La
"conversión" al islam - bien previo, como es sabido, a la instalación
en Egipto - se explica quizá por el lugar "intermedio" entre el Este
y el Occidente que ocupa esta tradición, de acuerdo con la propia función
intermedia de Guénon, y también por el carácter "último" de la
religión del Profeta, en correspondencia con el carácter último del mensaje
"guénoniano".
Serían allí, sin embargo, motivaciones bastante abstractas, incluso para un
hombre cuya vida reviste un innegable "simbolismo" y que tenemos cada
vez más tendencia a "mistificar". La verdadera razón de la
"elección" de una forma tradicional (elige, se elige?) esté incluida
en la intimidad misteriosa de cada ser y no es comparable a una estrategia
militar o a un matrimonio de conveniencia.
Algo menos inútil y también poco resoluble aparece en esta cuestión muchas
veces planteada: Guénon, en sus años de formación parisienses, tuvo uno o
varios maestros hindúes? Cualquiera que fueran sus dones intelectuales, es
difícil creer que haya podido llegar solo o con la ayuda de algunos libros a
esta comprensión luminosa del Vêdânta que manifiesta a partir de la edad de
veintitrés años, en sus primeros artículos publicados bajo el nombre de Palingenius
en la Gnosis. Menos a ir a buscar explicaciones fantásticas, es necesario pues
suponer un encuentro y un contacto humanos, una transmisión oral y directa.
Pero esta misma transmisión no podía indudablemente venir de los indianistas
franceses, quienes Guénon tomó algunos cursos, ni de los miembros de la
Sociedad teosófica, cuya enseñanza era extravagante, ni de otras
individualidades neo-espiritualistas viviendo entonces en la capital. Nos
inclinamos pues a creer a Chacornac cuando afirma: "Guénon tuvo un Maestro
o Maestros hindúes. Es imposible tener la menor precisión sobre la identidad de
este o estos personajes, y todo lo que se puede decir con certeza, es que se
trataba en cualquier caso de uno o varios representantes de la escuela Védânta
adwaita, lo que no excluye que allí tuvo otros." Lo que viene a corroborar
el testimonio del Holandés Frans Vreede, que fue un amigo muy cercano de Guénon
durante treinta años: "Él [Guénon] fue iniciado por un hindú, afiliado a
una rama regular de un carácter iniciático que se remonta a
Shankarâchârya."
Aparte de este "iniciador" del que es poco probable y por otra
parte poco útil que se descubra nunca la identidad, Guénon tuvo también, a lo
largo de su vida, buenos informadores de una determinada realidad india, tal
Hiran Singh que le obtuvo una parte de su documentación para el Teosofismo,
historia de una pseudoreligión (1921). Bastante gratuitamente, se supuso que
los "contactos hindúes" de Guénon se pararon después de la
publicación del Rey del mundo (1927), obra en la cual "habría dicho
demasiado" sobre el Agarttha. Nada permite afirmarlo. Está claro que las
afirmaciones severas (y a veces ligeramente excesivas) sobre el hecho de que
Guénon se refirió a tal o tal personalidad hindú entonces al método - y dependiendo
más bien del "neohinduismo" que del hinduismo ortodoxo - le atrajeron
algunos rencores duros, no apagados aún hoy, en este medio que no es ni de
verdad de Este ni de verdad de Occidente. Pero, a estas acideces residuales, se
pueden preferir otros testimonios diferentemente convincentes, por ejemplo el
de Roger del Pasquier: "Fue en 1949, en una estancia a Bénarès, que hice
conocimiento de la obra de René Guénon. Su lectura me fue recomendada por Alain
Daniélou, que había sometido las obras de Guénon a pandits ortodoxos. El
veredicto de éstos estuvo neto: de todo los Occidentales que se ocuparon de las
doctrinas hindúes, sólo Guénon, dijeran, de verdad incluyó el sentido. »
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