Ticker

6/recent/ticker-posts

El Silencio según Jiddu Krishnamurti

 



El verdadero silencio es como la inmensidad del espacio, es decir es infinito, no se puede comprender con el pensamiento.

En el mundo físico y racional, el silencio posee muchas cualidades. Existe el silencio entre dos ruidos, el silencio entre dos notas musicales y el silencio que se expande en el intervalo entre dos pensamientos.

Existe, también, un silencio peculiar, sosegado, penetrante, que emana de un atardecer en el campo; está el silencio a través del cual se oye el ladrido de un perro que llega desde la distancia, o el silbido de un tren; existe el silencio de una casa cuando todo el mundo duerme, y su peculiar intensidad cuando uno se despierta a medianoche.

Está el silencio de una vieja casa desierta, el silencio de la montaña y el silencio que comparten dos seres humanos cuando ambos han visto lo mismo, han sentido lo mismo y han actuado.

El pensamiento no puede comprenderse ni explicarse a sí mismo, sino dentro de los límites de un espacio determinado por sus propias fronteras. Cualquier cosa que el pensamiento formule estará dentro de los límites de sus propias barreras y demarcaciones; y obviamente, ese no es el espacio donde el silencio y la meditación pueda darse.

El pensamiento siempre tiene un horizonte, el silencio y la mente meditativa, por el contrario, no la tiene. La mente no puede pasar de lo limitado a lo inmenso, ni puede transformar lo limitado en ilimitado; lo uno tiene que cesar para que lo otro sea. El silencio consiste en abrir la puerta a una inmensidad que no es posible imaginar ni especular sobre ella.

Hay un silencio de la mente que ni el ruido ni el pensamiento pueden tocar. Ese silencio es inocente y por lo tanto infinito. Cuando existe ese silencio en la mente surge de él una acción, y esa acción no genera confusión ni desdicha.

El silencio es ir más allá del pensamiento. El silencio y la inmensidad van juntos, y la inmensidad del silencio es la inmensidad de una mente sin pensamiento. La percepción de este espacio y del silencio, no es cosa del pensamiento, porque el pensamiento solo puede percibir sus propias proyecciones; y cuando las reconoce, esa es su propia limitación.

 


Publicar un comentario

0 Comentarios