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Entrevista a Raimond Panikkar

 


Nace en Barcelona, de padre hindú y de madre cristiana, pero la mayor parte de su vida transcurre en India, donde verdaderamente encuentra la esencia de sus raíces. “En cierto modo ha sido así -dice Raimon Panikkar-, porque la vida es como un descubrimiento constante de uno mismo y, al mismo tiempo, de uno mismo con la realidad. Pero yo creo que la religión, y en esto soy bastante tradicional, no es algo que se escoja; más bien la religión te escoge a ti. Ha sido mi karma (ciclo de renacimientos y muertes) el que me ha llevado al hinduismo; y lo he aceptado, estudiado, vivido, y me he encontrado en él y pertenezco a él”. 

— Esta manera suya de pensar no es muy occidental, al menos desde un punto de vista moderno... 

No. La mentalidad occidental predominante quiere que seas una cosa y otra; yo, personalmente, me niego a esto. Hay otros tipos de mentalidades donde el pensar no tiene porqué estar reñido por este principio de exclusión. Puedo ponerle un ejemplo: usted, ¿es de su padre o de su madre? No. Usted pertenece a los dos al mismo tiempo. Así es mi relación con el hinduismo y el cristianismo. 

— Panikkar afirma que Dios no es monopolio de ninguna tradición humana. Tampoco es “objeto” de pensamiento alguno. 

Los cristianos pueden hablar en nombre de Cristo, los budistas pueden invocar a Buda, los marxistas a Marx, los demócratas a la Libertad, los filósofos a la Verdad, los científicos a la Exactitud, los musulmanes a Alá, y cada uno de estos grupos humanos puede creer que es intérprete de un convencimiento que viene de Dios o de la realidad misma, llámesele fe, evidencia, razón, sentido común o lo que fuere. 

— ¿Y eso no va en contra de los que critican a aquéllos que escogen de cada religión lo que creen que es mejor para su vida? 

Y critican con toda razón. Porque la religión no es un combinado de religiones o una compilación de ideas. Ahora cojo una pizca de jainismo, otro poco de hinduismo, y para aderezar esta amalgama de cosas, tomo algunas enseñanzas del cristianismo y ya tengo una religión personal. Esto me parece muy superficial y no es nada convincente. Como dirían los americanos, la religión no es fruto de una elección personal, sino de otra cosa que va más allá del ser humano. Yo diría que el hinduismo no es un cristianismo, sino que es otra cosa muy distinta. Porque si la religión no la haces tuya, se convierte en una superimposición que coarta tu libertad, limita tus potencialidades y en el fondo, te asfixia. 

— ¿Existe alguna relación entre hinduismo y cristianismo? 

La relación que podría existir entre ambas... Son dos religiones, aunque el hinduismo más que una religión es un conjunto de religiones. No debemos olvidar que el hinduismo nunca se ha llamado asimismo hinduismo; es una denominación postiza.

— ¿Y qué motivos le impulsaron a estudiar otras religiones? 

Yo nunca he buscado nada. Si he buscado algo en la vida ha sido la verdad, el bien, ser yo mismo. Si me ha interesado el hinduismo ha sido por circunstancias exteriores. Mi interés por el budismo se debe a dos causas completamente externas. La primera, a mi gran amistad con un mensaje budista a quien durante un curso entero, dos veces por semana, le explicaba qué era la mística cristiana y él me enseñaba qué era la mística budista. La segunda causa se debe a un artículo que me encargó una editorial para una enciclopedia universal muy conocida. El título de este trabajo versaba sobre el llamado ateísmo budista; me identifiqué tanto con el tema, que no tuve más remedio que aceptarlo como cosa mía. Este artículo dio lugar después a un libro titulado Los silencios de Dios, la respuesta de Buda. 

— Esa obra marcó la pauta existencial de la vida de Raimon Panikkar. 

Dijo entonces que no se retractaba de su budismo y que seguía siendo cristiano e hindú, aunque se daba cuenta de que aquí no acaba la peregrinación. En mi vida ha habido una transformación no violenta, una transformación natural. Pero la religiosidad de ayer ya no me sirve para hoy, si entendemos por religiosidad esta dimensión por la cual el ser humano intenta ser consciente de sí mismo, el aceptar algo que es superior a él. 

— Después de lo que ha dicho ¿Podría sintetizar qué es para usted la religión? 

Para mí, todo se humano tiene una dimensión religiosa. Una dimensión que se abre a algo más de lo que ve, de lo que siente y de lo que toca. La persona es un ser que aspira a cosas; el término de la aspiración cuando constituye el sentido de su vida, se convierte en un religioso. Yo creo que el gato no tiene religión, aunque pueda tener algunos ritos; sin embargo, el ser humano tiene religión en cuanto es consciente de que tiene un destino, que va a alguna parte y que sabe adónde va, aunque sea la muerte. 

— ¿Cree usted en Dios? ¿En qué Dios? 

Cuando se objetiviza la pregunta convirtiendo a Dios en una especie de objeto de creencia, no solamente lo destruyes y lo eliminas, sino que cometes una blasfemia. La fe no tiene objeto. La fe es apertura existencial al infinito de algo que trasciende. 

— Y entonces, ¿a quién sigue? ¿Es Jesucristo su maestro? 

Maestro no es una palabra adecuada. Porque Jesucristo ha dicho más de una vez “sígueme”, pero también ha dicho “cómeme”.Entonces, yo digo: conviértete en Cristo y no lo imites, sino conviértete en Él. Cristo es para mí un símbolo, y es el símbolo central de mi vida. Pero símbolo no significa la bandera que yo sigo; y digo Cristo y nada más. 

— Pero Cristo, ciertamente, vino a enseñar. Enseñó con su propio ejemplo y con parábolas, mantuvo un espíritu siempre abierto a las exigencias de la verdad y sirvió a los demás en lugar de dejarse servir por ellos... 

Cristo nunca “sermoneó” a la gente y nunca pretendió “poseer” la verdad. No hay nada más peligroso para el apostolado cristiano que la actitud paternalista y la falsa seguridad del que cree estar en posesión de la verdad. El verdadero cristiano (como también el verdadero hindú) no posee nada, ni siquiera la verdad. Como señala Tomás de Aquino, el cristiano es poseído por la verdad y conoce a Dios, porque Dios le conoce a él. 

— ¿Cuál es su actitud ante la ciencia? 

Hace poco ha salido un libro mío que se llama “El conflicto de cosmogonías”, donde explico lo que pienso de la ciencia. Pero le puedo decir, y lo hago de una forma un tanto provocadora, que la ciencia moderna es perversa. Y es perversa porque ha pervertido el sentido de todas las palabras que ella utiliza. Palabras como energía, materia, tiempo, masa, espacio, etcétera, no son ya lo que la humanidad de los últimos siglos ha pensado que eran. Al introducir la aceleración en la ciencia, se han roto los ritmos naturales y ahora nos damos cuenta de que no es la dirección adecuada. Lo malo no es la bomba atómica, sino la necesidad que el ser humano ha sentido de romper los ritmos naturales de la materia, abriendo las entrañas del átomo. Y es perversa la ciencia moderna, no porque los científicos sean perversos, evidentemente que no lo son; no porque la ciencia haya creado la tecnología y ésta haya dado lugar a usos que muchos de nosotros criticamos, no, sino porque su estatus epistemológico es perverso. Es decir, nos ha hecho creer que hay conocimiento posible sin amor. Ha cambiado el “conocer” por el “calcular”. “Conocer” que es un acto místico, “conocer” que es un acto erótico, que es convertirse en lo conocido, “conocer” que es penetrar en lo conocido y hacerte una sola cosa con él, “conocer”, que en todas las civilizaciones ha sido un acto salutífico por excelencia, se ha convertido en un saber manipular una serie de datos para prever una serie de acontecimientos. Esto ejerce una gran fascinación, evidentemente. En este sentido, la ciencia moderna se ha hecho posible sin ninguna cosmología, y aquí está mi crítica a la ciencia que no ha sabido dar una cosmología adecuada al ser humano contemporáneo. 

— ¿De sus palabras podría deducirse que está en contra del progreso, de lo racional...? 

Yo no estoy en contra del progreso ni de la razón. Pero constato racionalmente que lo racional nos ha llevado al fracaso. Porque, ¿es racional que el mundo hoy tenga treinta millones de soldados? ¿Es racional que el mundo gaste treinta mil dólares por soldado y sólo quinientos dólares por estudiante? ¿Es racional que más de catorce millones de personas vivan en campos de concentración? ¿Es racional que mueran más de dos mil quinientas personas al día a consecuencia de la guerra? ¡Qué no me digan que yo soy irracional! En virtud de la razón critico el mismo fracaso de los racionales. Nunca se habían muerto tantas personas de hambre como ahora, cuando técnicamente podríamos alimentar a diez veces más de la población de la que existe en la actualidad. Hay algo más que la razón. Yo no quiero volver a las cavernas, ni tampoco soy un romántico. Si ésta es la razón que nos quieren imponer, yo estoy en contra de la racionalidad. 

— ¿Cómo definiría el fenómeno místico? 

Todo depende de lo que entendamos por mística. Para mí lo místico es la experiencia, que implica la vivencia inmediata de la última realidad que transforma la vida. Es mucho más que decir que un día vi una luz fantástica.

— ¿La muerte es un camino de iniciación? 

La muerte no entra en mi definición de mística. En la actualidad se habla de la mística en sentido muy vago, y hay quien habla de la mística del deporte, de la mística del amor, de la mística de la muerte… Es una expresión perfectamente legítima, ya que nadie tiene el monopolio de las palabras. No utilizo esta definición porque no existe experiencia de la muerte. Yo no me muero, mueren los otros .Pienso que me moriré, pero no puedo decir que me muero, aunque sea dentro de tres segundos.La meditación sobre la muerte puede ser muy útil, pero también puede ser muy nociva; depende de la persona que medita. 

— ¿Qué papel juega el sexo en la vida espiritual? 

El mismo que juega en la vida. ¿Por qué vamos a convertir la espiritualidad en una especialidad de la vida? 

— ¿Existe alguna relación entre sexo y espiritualidad? ¿Se puede llegar a Dios por el abrazo sexual? 

Yo no considero a Dios como la meta. Creo que estamos en Dios, y no hay nada fuera de él .Por eso hay que encontrar una vía intermedia entre el placer como camino necesario o como obstáculo horroroso que hay que evitar. El placer es concomitante al ser humano, a la sensibilidad; porque si no tengo ningún placer en hablar, no hablaré; si no tengo ningún placer en comer, tendré anorexia; si no tengo ningún placer en ver a una mujer bonita, es que soy un señor poco estructurado desde el punto de vista hormonal o genético. El sexo no es puramente un aspecto genital; el sexo pertenece al alma. 

—¿Es imprescindible la castidad para el desarrollo espiritual? 

Si me entiendes bien, diré que sí. Pero la castidad no significa privación del sexo; castidad significa pureza de corazón, pureza de intención; castidad significa lo contrario a libertinaje. Siempre que me hacen esta pregunta yo contesto contando una historia budista. Dos monjes budistas van paseando por el campo en silencio, según la norma budista. Al llegar a un lugar tienen que atravesar un río donde hay una doncella bañándose. Uno de ellos, al verla tan hermosa, peca contra la castidad aprovechándose de ella. Salen del río y continúan su paseo en silencio, sin decir palabra. Al cabo de dos horas el otro monje le dice: ¿Sabes?, me parece muy mal lo que hiciste con aquella muchacha”.Entonces, el otro le contesta: “Bueno, yo hace dos horas que la he dejado y tú todavía estás con ella”.Yo no tengo nada contra el celibato, pero tampoco crea que sea superior, ni mejor, ni imprescindible para el desarrollo de la vida espiritual. 

— ¿Qué opina del “pasotismo” de los jóvenes de hoy”? 

El “pasotismo” no es un problema exclusivamente de los jóvenes de hoy, ya que afecta a toda la sociedad. Más responsables de este fenómeno son los no jóvenes, porque han sido ellos los que han creado un mundo irreal, muy difícil de vivir en él, pero la juventud se siente desolada por el mundo de los mayores. Un mundo artificial que no domina, que nos obliga a ganar más dinero porque sin el vil metal no se puede vivir; un mundo que nos obliga a ir a cierta velocidad para no quedarnos atrás. Y este mundo no es aceptado por los jóvenes. La reacción de unos cuantos, los mejores, es intentar superarlo; la tentación es esquivarlo; el peligro es masoquismo. Nunca en la historia de la humanidad los padres no han sabido qué decir a sus hijos, como ahora, y esto es muy triste.


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